Cada día que pasaba me sentía peor. Comencé a perder cabello, más de lo normal. Las uñas se me quebraban como si nada, y siempre estaba cansada. Me hacía estudios creyendo que tenía anemia o algo por el estilo, pero no me encontraban nada que lo pudiese estar causando. Ya no estaba tan segura de querer quedar embarazada temiendo por mi salud, pero en ese momento, era mi esposo quien estaba ansioso. Luego de que llegó la fecha de fertilidad, algo extraño pasó con mi periodo. La pérdida de sangre era demasiada. Por momentos, tenía que quedarme sentada en el baño, y liberaba un olor a putrefacción indescriptible. Tenía mucho miedo, pero no podía contarle a mi esposo la verdad, o por lo menos, lo que creía que estaba pasando...
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