evd

Reseña a Viajeros del viento de Sonia Pericich

 

Sonia Pericich, autora de 8 SANTOS, nos hace entrega de un cuento apto para todo público.

Viajeros del viento nos cuenta las aventuras de Virginia y Blas, dos niños de once y nueve años respectivamente, que son arrastrados por un fuerte tornado. Encontrándose en un lugar desconocido, descubren un pueblo donde todos sus habitantes son ancianos, y estos parecen no haber visto nunca a un niño en su vida. Los jóvenes, atormentados y confundidos por tal recibimiento, se refugian en un hogar abandonado, mientras los ancianos, con gran temor y precaución ante los desconocidos, discuten sobre qué hacer al respecto. El cuento está lleno de aprendizajes sobre los sentimientos humanos, dados los lazos que forman Virginia y Blas. La historia transcurre desde la niñez de los protagonistas hasta su vejez.

Un cuento muy entretenido y lleno de mensajes reflexivos, con una extensión humilde, ya que es eso, un cuento. 

 

Esta historia no merece menos de cinco estrellas, y estaremos atentos a próximas obras en las que nuestra autora ha confesado estar trabajando.





Disponible en su versión EPUB en PayHip
Disponible en su versión MOBI (para KINDLE) en PayHip
Disponible en Tienda Smashwords y en sus minoristas Kobo, Barnes&Noble, Apple, Gardeners, y Scribd; también en bibliotecas virtuales (búscalo en tu favorita).

Disponible en Google Play libros









Viajeros del viento en Goodreads
Si lees la historia y te gusta pero no puedes dejar reseñas en Amazon, puedes dejarme tu valoración en Goodreads.

Destino inesperado

Las sorpresas se esconden en lo más común de la vida


Siempre era lo mismo en mi casa, una serie de discusiones entre mis padres quienes competían por quien gritaba más fuerte. Mi madre que reventaba cualquier tímpano con ese chillido agudo y mi padre que gritaba como si estuviera en el estadio, le roncaba la garganta con alma y fuerza. Yo ya dejé de prestarles atención, de niño observaba con llanto como peleaban con temor a que se separen, tenía más de un amigo en la escuela con padres separados y no quería eso para mí. Sinceramente hace unos años que le resto importancia alguna, con veinte años de edad uno tiene las cosa más claras. Además, mi padre casi nunca está, se va el lunes en la mañana al otro lado de la frontera del lado de Brasil, trabaja como gerente en una empresa de transporte y a veces pasa en Brasil como a veces en Uruguay, en ocasiones vuelve un jueves o un viernes, si tiene ganas de venir. Ya me di cuenta de que si discute con mi madre antes de irse directamente se queda en el otro país. Yo hago la mía, tengo mi trabajito aquí en el Chuy, soy reponedor de un supermercado. No es que se gane mucho, pero me hacen descuentos en las compras así que le doy un surtido a mi madre y queda feliz. El resto es para mí, para mi moto, alguna ropa cada tanto, salidas los fines de semana, y algún que otro porrito en la plaza. Si alguien me veía fumando mariguana la verdad que nunca me interesó, y jamás me interesará.

Un sábado como cualquier otro, mi padre había llegado al medio día a casa, tiró la maleta a un costado del sofá sin detenerse en viaje a la heladera, sacó una lata de cerveza, se quitó la corbata con una mano para tirarla sobre el sofá y sentó a mirar el partido. Pasé por su lado y me saludó un frío “hijo”, y sin mirarle le contesté con un indiferente “pa”. Mi madre vino a hablarme, me dio la sensación de que estaban muy peleados porque insistía en buscarme tema, seguramente no quería hablarle y se distraía conmigo. Yo simplemente contestaba con monosílabos vacíos, no tenía ningún interés en solucionar un matrimonio roto, solo esperaba que mi hermano volviera de Montevideo a fin de año, así alquilamos algo juntos. No es que me vaya mejor con él, pero me tienen arto, si es por mí no los vería más. Cuando se acercó la noche tomé un baño y me puse ropa de salir. Un vaquero localizado, unos championes Nike, y una remera blanca manga corta ajustada que me lucía bien porque resaltaban mis músculos, por arriba de la remera una camisa de salir azul que llevaba sin abrochar.  Me puse perfume y directo para el baile. Me junté con Luis, un tipo que es un chiste, ese amigo que no para de reír; y Damián, el típico hipster de moda con su candado y el sombrero antiguo al estilo Watson que se usa ahora. Nos fuimos a Almodosbar, un lugar donde van tanto uruguayos como brasileros. Siempre me ocasionaron morbo las brasileras, las comparaba con las uruguayas y notaba que tenían otro encanto, otra gracia, eran más alegres y fiesteras, y claro que generalmente todas eran más corpulentas. El baile era muy agradable, aunque sinceramente iba más por las brasileras que por otra cosa, solo escuchar ese acento melódico bastaba como para ponerme como una fiera. Sonaban una mezcla de canciones de los dos países, algún rock nacional o cumbia, y cada tanto alguna marcha brasilera o alguna salsa. Luego de una hora, Damián me señaló su descubrimiento, tres chicas en la barra. Nos miramos y los supimos, una para cada uno. Como el trío de buitres que somos nos fuimos uno a cada una. Había una muchacha mulatona de gruesos labios y cabello enrulado, usaba un vestido largo de verano marrón con diseño de flores, ella era para Luis, ya tenemos claro que les gustan mulatas. Damián se fue a la otra chica de cabello negro, usaba una musculosa negra muy discreta y esos lentes de armazón grueso y lentes enormes, era para él por su perfil culto, ya me los imaginaba hablando de libros, poesía y esas cosas. Yo me quedé con la otra, y no por descarte, me tocó una rubia de ensueños. Usaba un short de jean azul bien cortito que permitían lucir sus buenas piernas. Una musculosa blanca con algunas lentejuelas, usaba maquillaje discreto y unas chatitas cómodas, cuando nos vimos a los ojos quedé embobecido. Tenía unos ojos verdes que le jugaban con el tono de piel trigueña que me pusieron como loco. Su rostro era delicado, sus labios carnosos invitaban al deseo, mientras ella me miró, recogió su cabello a un lado, bajó la mirada con vergüenza, pero me la devolvió al instante con una sutil sonrisa. Evidentemente le gusté. Luis empezó como siempre, con uno de sus chistes estúpidos, que no son graciosos, pero terminaba haciéndote reír por la vergüenza. Damián se acercó con su típico sigilo gatuno, siempre buscando algún tema de cultura, le faltaba traer el libro de Cortázar bajo el brazo para resaltar su “intelectualidad y cultura”. Para mi sorpresa, el bombón que me tocó comenzó a hablar con ese acento portuñol que tanto me provoca. Mejor dicho, hablaba muy fluidamente el español, pero el acento no lo podía ocultar y eso me encantaba. Cada tanto hablaba con sus amigas en portugués y en voz baja, seguro se secretaban sobre nosotros. Finalmente, me quedé con la rubia, Melina me dijo que era su nombre. La saqué a bailar luego de un trago, no conversamos mucho, solo lo rutinario para entablar sociales. Acerqué mis labios a su oído en un momento y la invité a salir a tomar aire. Ella observó a sus amigas, la mulata a las risas con Luis y la otra chica no paraba de hablar con Damián. Nos miramos y entendimos que estaban pasándola bien, y sin sentirnos mal por dejarlos solos nos fuimos. Ya eran las tres de la mañana, estábamos en la parada del bus besándonos con una lujuria que no sabría describir, aquella joven era como el néctar más dulce que podría haber probado nunca, estaba cumpliendo la fantasía de saciar mis deseos con una brasilera. Nuestras manos travesías empezaron a circular por nuestros cuerpos tanto como podían, hasta que en un momento recapacité. No daba para seguir con esto en simples besos, teníamos que hacerlo, así que sin importarme el riesgo la llevé a mi casa. Me temblaban las piernas, y no era por ella, era por si mis padres me descubrían. Sabía que mi madre dormía como un tronco por esas pastillas para dormir que toma, y mi padre los sábados tiene la costumbre de irse de joda, en especial cuando discute con mi madre. La travesía era simple, abrir la puerta con normalidad, entrar a salón, y subir las escaleras sin ruido que gracias a Dios estaban forradas en moquet, luego unos metros a la izquierda y estaba mi cuarto. Le expliqué a ella con lujo de detalle como es la casa, la tomé de la mano y recorrimos el trayecto hasta mi cuarto. Cerrar la puerta de mi cuarto fue un clic, estaba ella ahí, tan hermosa y fogosa, me miró a los labios con deseo y volvimos a fundir nuestros labios. La llevé hasta mi cama, y el resto creo que ya es obvio. Terminamos cuando comenzó a salir el sol cerca de las cinco y media, ella se vistió para retirarse, juntos de la misma manera en como entramos nos dispusimos a salir, al bajar la escalera me di cuenta de que dejé las llaves en el cuarto. Fui hasta allí y volví en cuanto pude, pero con prudencia de no hacer ruido, ella me esperaba en la puerta, ni bien termino de bajar la escalera la puerta se abrió con brusquedad delante de Melina, quien quedó expuesta ante mi padre. La noté a ella petrificada, y a mi padre llegar tambaleándose de la borrachera. Temí que ella gritara, o que mi padre reaccionara mal por el susto. Ella lo recibió con un dudoso “papá”, y él tan alcoholizado le contestó con un seco “hija”. Melina me miró en silencio sepulcral, mientras sonreí por la gracia de mi padre y su borrachera. Salí con Melina y confirmé aquel dicho que dice “los borrachos no mienten”. Mi padre tiene doble vida, una en Uruguay y otra en Brasil, Melina es mi hermana.



Reseña a Los ecos de todos los siglos de Klaus Schwarzloch

He salido de mi zona de confort, vaya sorpresa



Los ecos de todos los siglos es una obra que no está comprendida dentro de las lecturas que suelo escoger, tengo que agradecer a esta lectura conjunta en Hoja en blanco, esta novela es una de esas obras que me ha quedado silbando en la cabeza. Una obra de arte.
Nuestro autor nos transporta desde la antigua Alemania antes del 1900 hacía Chile y Perú. Nuestro protagonista, Hans, es un joven alemán envalentonado, quien huye de su hogar por no querer ser juez como su padre dictaminó. Hans quería explorar el mundo, conocer lugares y vivir aventuras, pero en épocas donde el padre decide el destino de sus hijos se le impuso el trabajo de oficina. Emprendiendo un arduo viaje hacia la preciada América, en plena época de migración como muchos otros europeos, cumplirá con su deseo de explorar nuevas tierras. En la historia podemos apreciar un estilo de vida distinto a la actualidad, las costumbres familiares, las relaciones amorosas y matrimonios, tiempos de guerra, y las jerarquías familiares donde quien da orden no se le discute. Las viejas cartas y los telegramas que eran el medio de comunicación más viable, y las noticias sociales que en ocasiones demoraban días en llegar. Si algo hay que quiero destacar de esta obra en lo personal, es que simpaticé mucho con el protagonista en el inicio, me sentí muy identificado con él. En el correr de la historia podemos ver su evolución con el correr de los años, donde ya no me sentí identificado porque su vida toma otro giro, pero si he comprendido su situación. El amor no falta en esta historia y me ha dejado boca abierta, y como gran aporte me ha gustado mucho esos detalles del antiguo Chile y Perú que desconocía totalmente, además de las expresiones típicas. Gran parte de la narración es en tercera persona de narrador omnisciente, y también en primera persona mediante cartas y diarios personales que le dan otro tinte. Al día de hoy la obra no ha sido publicada, estaré esperando a que salga a la luz para publicitarla.


Klaus Schwarzloch es el seudónimo de Oscar Lizana F., chileno.
Tiene tres amores en su vida: Su esposa, sus hijas y la literatura.
Estudió mecánica en Coburgo, Alemania. Siempre su vida laboral estuvo ligada a temas técnicos. Circunstancias que no le impidió ser un asiduo lector. Esta es su primera novela de ficción histórica-romántica.

"El pasado de nuestros puebos latinomericanos es una fuente inagotable de buenas historias. Ellas merecen ser narradas" opina. 

Reseña a El regreso del heredero: Gorálvor

J. A.  Roman nos hace entrega de una obra de fantasía de excelencia. La primera parte de una trilogía.

Si hay una forma de citar a esta obra es con la siguiente frase:
“Si,si,si. Gracias, lo siento, perdóname…, siempre dispuesto  a rectificar, jovencito. Pero sería mucho mejor para todos que hicieras las cosas bien desde el principio.


Click en la imagen para
adquirir el libro

Cabe aclarar que este género no es fácil de trabajar. A diferencia de como se cree, la libertad de poder crear e inventar mundos, razas, idiomas, y reglas aparenta ser sencillo. Pues no, conlleva un trabajo muy fino de elaboración.
Nuestro protagonista Akar, es un joven príncipe originario de Roühm, capaz de usar una habilidad llamada Kradparuná, la cual brinda características mágicas y agudiza los sentidos. Nuestro héroe abordará por un gran aprendizaje en cómo usar su habilidad y en el desarrollo a nivel personal. Será guiado por Hurka, un “Minimo”, la cual es una forma de vida inteligente con un fuerte lazo con la naturaleza.
Tengo que destacar la realización del universo que ha creado nuestro autor.




Durante la lectura podemos apreciar las distintas razas bien definidas, las mediciones de tiempo y distancia con las cuales ha creado su propio sistema con gran originalidad. También lo ha hecho las posiciones sociales, monedas de comercio, plantas, y algunos animales, y la forma tan práctica en que coloca anexos en las palabras que son de otro idioma, las cuales las podemos leer en el pie de página comprendiendo su significado, de tal modo de no perder el hilo de la narración. He podido visualizar sus descripciones a la perfección, aun así me gustaría que algún día un dibujante le haga algunas imágenes, porque este tipo de obra verdaderamente lo merece. 
De mi parte estoy deseoso por leer la segunda entrega y adentrarme en ese mundo de guerra y conflictos sociales.

También quiero agradecer al autor por realizar esta lectura conjunta. Ha reunido a varios autores creando un grupo en Facebook llamado “Los escritores-lectores de kindle: proyecto SIMBIOSIS” Donde cada autor brindó sus obras al resto y entre todos nos leímos y reseñamos, también han colaborado algunos lectores quienes no han expuesto obras pero nos han leído de manera desinteresada. No es solo por el valor de una reseña, lo es también por las críticas y comentarios que nos hacemos entre todos por crecer y mejorar. A veces para crecer como autor no es tan solo con leer, estudiar, editar. También lo es acercándose a otros y escuchando a los demás.


Puedes contactar a J.A. Román en facebook: https://www.facebook.com/pepetoni.roman

Reseña a En la tercera habitación de Vecca Preetz


Quedé traumado (en el buen sentido de la expresión) acabo de leer una novela de suspenso que me ha movido los pelos.


Adquiere el libro en la imagen
En la tercera habitación es una novela de suspenso psicológico ambientada en Salta, Argentina, de donde procede nuestra autora. Cuya trama se desarrolla entorno al asesinato de Blas Roth, cuyo hallazgo procede de su propia hija de diez años. La niña desarrolla mutismo debido al trauma, y una extensa investigación policial mantiene expectante a los vecinos, puesto que Villa San Lorenzo es un lugar donde todos se conocen y no están preparados para eventos de tal índole. Toda la Villa camina con el miedo por la posibilidad de toparse con el asesino.

Sobre la trama, hay un fino trabajo elaborado, nuestra autora Vecca Preetz supo mantenerme enganchado. Se puede apreciar una fina construcción de personajes donde los irás conociendo en cada página. Llegado un momento de la historia pareciera que la verdad ya salió a la luz. Aun así, una serie de datos y verdades comienzan a salir uno tras otro dejando una sensación de impacto, que por lo menos a mí me generó la necesidad de hablarlo con alguien. Las historias personales y la evolución de los personajes están muy elaboradas y mezcladas, en ningún momento se produce algún fallo argumental, todas las piezas del rompecabezas encajan a la perfección, que es algo que en este tipo de obras cuesta hilar, y es necesario dejarlo en claro. Encontré algo curioso en el final, las últimas páginas son una hemorragia de emociones disparando, no terminas de asimilar una sorpresa y llega otra. Sobre todo, que al culminar de leer la historia, todas las páginas leídas me vinieron a la mente.

Vecca Preetz es argentina, nacida en Salta en enero de 1970. En 1990 comienza su desempeño en el área de Diseño de Interiores y se muda a la Capital Federal donde reside hasta 2011. Tras un feroz asalto, decide regresar a su provincia.
Su amor por las letras la llevó a impulsar su carrera de escritora. Escribe desde los catorce años, tiene una gran producción de poemas, cuentos y microcuentos inéditos. Dedicó horas a perfeccionarse en talleres literarios con Eduardo Ceballos,en Salta; Juan González en Tucumán y Cesar Mellis en Buenos Aires, para luego transferir su amor y formación a talleres de escritura dictados a niños y adolescentes.
Forma parte del grupo Escritores del Valle del Sianca, de la Sociedad Argentina de Escritores, filial Salta y obtuvo menciones honoríficas por su aporte cultural en su ciudad natal.
Dentro de sus pasiones se encuentra el reciclado artístico, la grafología pericial, en la cual tiene una tecnicatura, y el scrapbooking.
Su primer novela Siete espejos ha tenido una gran influencia en su entorno inspirando a varios jóvenes a escribir sus primeras palabras.
En la tercera habitación , su segunda novela. Un thriller policial y psicológico que mantiene al lector en vilo hasta llegar a un desenlace totalmente inesperado.


Puedes encontrar a Vecca Preetz en sus redes sociales





¿Por qué necesitas lectores 0?


Por definición, “Lector 0” es aquel lector que lee una obra antes de ser publicada. Pero, ¿qué tan importante es un lector 0? Mucho, así de simple, y voy a explicarte por qué.



Una de las cosas que tenemos que tener en claro es “la perspectiva”. No es lo mismo lo que visualiza el escritor en su mente, que lo que interpreta el lector del otro lado. Casi en la mayoría de los casos, cuando alguien escribe (y me incluyo) visualizamos, una escena, un personaje, un conflicto, una ciudad, un bar, como si estuviéramos en una película. Le damos automáticamente una serie de rasgos y características que no llegamos contar o demostrar, porque simplemente fueron imágenes que nuestro cerebro creó, y a veces cuesta llevar esa imagen al lector. Con esto digo que tenemos que verificar si el mensaje que enviamos llega como queremos. Parece que fuera obligación del escritor saber hacerlo, pero no siempre es fácil. Recuerden que muchos autores prestigiosos que publican con editoriales reciben recomendaciones de sus agentes cuando reciben la obra. Uno como autor independiente no cuenta con ello, por eso enfatizo la necesidad de “los lectores 0”. También está la cuestión de las tramas, sobre todo en el suspenso y las psicológicas. Cuando dejamos datos y detalles para generar misterio, el que está creando la historia sabe lo que está haciendo (casi siempre, puede empezar a escribir y crear sobre la marcha). Un ejemplo: quieres escribir una novela donde haya un asesino, nadie sabe quién es, pero tú, escritor, decidiste desde un inicio que el asesino será el hermano del protagonista. Vas a desarrollar toda la historia y posicionar los personajes de acuerdo a como fluya la historia, vas a crear ciertos rasgos y acontecimientos que al inicio no serán claros, pero a medida que llega el final empiezan a tomar sentido. Tú sabes quién es el asesino, porque tú creas la historia, ¿pero acaso el lector lo ve así? No lo sabes, porque no estás en su mente, y no sabes cómo visualiza a tus personajes. Quizás fuiste muy evidente y desde el inicio se dio cuenta por donde iba la trama, o quizás intentaste ser tan misterioso que solo la llenaste de ruido y humo y no se entiende nada al final. Por eso, un lector cero (aficionado o profesional a la lectura) te dará una noción amplia de qué le gustó, qué no, y qué está mal. Insisto, es necesario un “lector 0”. También considera que no todos los lectores 0 son iguales. No es lo mismo cómo lee un periodista que cómo lee un médico. Sus profesiones son distintas, y no digo que uno lea más que el otro, porque el médico se comió centenares de libros en su carrera. Va en la forma de lectura. También influye mucho la personalidad del lector, y qué es lo que lee. Intenta que tu novela de misterio no la lea una persona que lee romance y erotismo. O que tu novela de ficción histórica no la lea alguien fanático de la ciencia ficción. Puede un lector leer muchos géneros, pero asegúrate de que tu lector 0 sea lector de tu género.

Otro punto importante es sobre técnicas, verdades y conocimientos. No hablo de las técnicas narrativas de primera, segunda o tercera persona. Hablo necesariamente de los temas en los que entras. Cómo es un procedimiento policial, una operación quirúrgica, una ciudad o país. Esos detalles de conocimientos técnicos que no todos poseemos porque no todos somos doctores, abogados, policías, cocineros, sea cual sea la profesión. Y porque tampoco viajamos a todas partes del mundo y solo nos basamos por San Google y los que nos cuentan. Estos datos importantes son lo que hacen a tu obra verosímil, evite que alguien que sabe más del tema que tú, tire abajo tu obra por mencionar cosas de manera errónea. Puedo darte como ejemplo un caso mío. Describí en una obra, que un personaje tenía 24 horas para llegar desde México al puente del Golden Gate en Los Ángeles. Al principio lo dejé así, pero luego decidí cuestionarme si realmente hay algún punto en México del cual sea posible llegar a dicho destino en ese tiempo. Por fortuna, al googlear sobre recorridos y mapas, encontré que desde Chihuahua, la zona de México más cercana a Los Ángeles, hasta el puente del Golden Gate, se demora 23 horas en auto. Bien, es verosímil de ese modo, pero estuve a nada, pero a nada de salirme de la verdad, y me vi obligado a trasladar al personaje a una zona fronteriza con Estados Unidos, porque dije que estaba en México, pero en un inicio no dije en qué parte. Quizás te preguntes si es realmente necesario, porque alguien que esté en Argentina o España, ¿qué va a saber?. Imagínate que su curiosidad le haga googlear si es verdad, y encuentre que no. Pierdes credibilidad. Esta historia en particular trata de dioses de la muerte, pero si vas a mencionar países y no vas a crear tu universo y tus ciudades, es necesario que estos detalles estén bien, y eso a uno se les puede escapar, pero tu lector te lo señalará antes de publicarlo.

También ten en cuenta, como mencioné en otra entrada sobre reseñas, que tu lector 0 te ofrezca una crítica, que no te reciba con un “me gustó”, “está buena”, pero de ese tema ya hablé antes. Y sobre todo sé abierto en recibir críticas. No te cierres en justificar todo lo que hiciste, en por qué es malo un personaje, por qué ella se enamoró. No le expliques al lector 0 cuando te dé su crítica que por qué es así, recibe su reseña. Tampoco te vendas a un lector, no cambies rotundamente tu obra porque una persona te diga “este personaje no me gusta”. Ten al menos 3 o 4 lectores 0. Que, sinceramente, cuando comienzas como independiente no es fácil. Pero usa todo lo que te dicen ellos, compara y toma nota. Y aunque no parezca importante, la opinión de algunos lectores 0 aportan a tu historia mucho más de lo que parece.

Y lo más importante, si tú escribes una obra, seguramente la releas más de una vez, mínimo quince veces, por poner un número. Es mucho más fácil de lo que crees cometer faltas, Word no es perfecto, y a veces es enemigo. Pero cuando empiezas a leer y leer tu misma obra una y otra vez, comienzas a aburrirte. En especial porque estás leyendo algo sin sorpresa, que te conoces de memoria y predices lo que viene. Por eso un lector 0 posee una frescura que tú no tienes.

Yo tuve el honor de ser el lector 0 de una historia fantástica, “8 Santos”, cuya autora Sonia Pericich, confió en mí para ser su “lector 0”. Ella me explicó que perdió la cuenta de cuantas veces la leyó, pero calcula que unas cuarenta veces al menos lo ha hecho. Al no encontrar errores, necesitó otra mirada. Lo que yo encontré en solo tres ocasiones fueron cosas que mencioné al principio de esta nota, sobre perspectiva y visualización. Detalles que luego al ser modificados por ella, dieron como resultado la satisfacción de ambos, la de ella como autora y la mía como lector. Si quieres saber más sobre esta historia, puedes ver mi reseña aquí RESEÑA 8 SANTOS.

Sobre reseñas, visibilidad y fama



Hablemos sobre las reseñas y la visibilidad. ¿Son importantes? Claro que sí, y por un motivo más que lógico; las reseñas ayudan al escritor a ser leído.





Es tan simple que veámoslo desde el punto de vista de un consumidor más que de un lector en específico. ¿Comprarías un libro que no tiene reseñas ni comentarios? Difícil, la manera en que un lector compre un libro sin reseñas, sin comentarios y de un autor desconocido (por lo menos para el lector) es que le atrape la portada, sea una sinopsis sugerente a nivel personal, o el título le llame mucho la atención porque le recuerda a otra novela o una película, o simplemente capturaste a ese tipo de lector en el momento justo. Supongamos que un lector encuentra un libro llamado “Los secretos de Anni” y tenga una hermana que se llama Anni, entonces, por una circunstancia totalmente particular podría adquirir el producto. Pero claro, esto es algo que no dominamos porque es un evento micro, y no macro. Si no sabemos lo que vamos a consumir y no tenemos referencia alguna es difícil que alguien se anime a lo desconocido porque sí; no imposible, porque hay gente como cualquiera que en su momento ve algo y los consume. Pero siendo sinceros, ¿vas a arriesgarte a gastar 3 dólares (o euros), en algo desconocido cuando tenés en frente algo recomendado? En pocos casi sí, en la mayoría no. Por eso para un autor independiente una reseña vale oro. También se podría llegar a pensar que una reseña negativa es mala, y no necesariamente. Aunque parezca contradictoria una reseña negativa, es una reseña, y da información de la historia y/o del autor que a su vez su intérprete del otro lado puede estar en desacuerdo o no. Ahora quiero que se hagan una pregunta y ejerciten su memoria. ¿Cuántos libros, películas o series consumieron por el mero morbo y/o curiosidad de saber si realmente es tan mala como dicen? Seamos honestos, hemos vistos varios capítulos de una serie que “asumimos” que no nos gusta y terminamos enganchados. El problema no es cuando la reseña es buena o mala, cuando es superficial o demasiado detallada, el problema es cuando no hay. Pero hablemos de cómo hacer una reseña. 



¿Cómo hacer y cómo no hacer una reseña literaria?


No hay una fórmula o receta para hacer una reseña, debido a que es la opinión de un reseñador (que no necesariamente se dedique a reseñar) y sobre gustos no hay nada escrito. Yo lo que voy a explicar es como yo hago una reseña y por qué la hago de esta manera, y también voy a comentar cosas que he visto en reseñas que me agradan, y otras que no. 

Yo cuando reseño un libro lo hago por dos razones. 

1.- Leí el libro por mi cuenta porque lo saqué de la biblioteca, lo compré en Amazon o me los prestaron. Ese libro no tiene compromiso de reseña (sea de un autor independiente o de uno conocido) y puedo tomarme la libertar de reseñar sin obligación a una comunicación en privado. 

2.- Un autor me solicita una reseña, que lógicamente este es independiente (Stephen King aún no me pidió mi reseña sobre algunas de sus obras, XD). Lo más común, que es lo que yo hago como muchos otros reseñadores, es recibir el libro sin costo, en pdf, e-book, ePub, o gratis en Amazon. El reseñador a cambio ofrece su reseña. Pero esto es un poco diferente al caso 1 porque es un intercambio. Yo, reseñador, pago tu libro con una opinión pública, por más comercial que suene, y tú, autor, me vendes tu libro a cambio de una reseña publica en lugar de dinero. Suena comercial o materialista, pero es la realidad. Porque yo como reseñador estoy consumiendo tu obra en lugar de elegir otra. Ahora, esto es un consejo, si tienes muchas ganas de leer X libro de tal autor, cómpraselo, no se lo pidas a cambio de una reseña. No es que esté mal, pero te atrapó y convenció, págale. 

¿Qué es lo peor que le puedes hacer a alguien que te dio su libro para que lo leas? Y lo que viene son cosas que como autor lo veo, y evito hacer. 

Si no eres consumir de su género no lo recibas por sentirte obligado. Aunque no lo crean, detrás de ese autor que realizó un serio trabajo escribiendo y corrigiendo, creando una portada o contratando a alguien, de construir un blog, hacer banners, y muchas otras cosas detrás, muy en el fondo de ese autor hay un niño escondido muy ilusionado esperando que leas el libro, y que te pongas a charlar con él de qué tanto te gustó. No destroces el corazón de ese niño, si eres lector de ficción histórica no aceptes su libro de terror. Si eres lector de thriller no aceptes su libro erótico. Un lector puede leer varios géneros, pero no leas algo que sabes que no cumple con tus gustos (a no ser que te decidas por salir de tu género) y que no te ilusiona. Sé honesto, como autores preferimos que nos digas “no, gracias, no me gusta este tipo de libros”. Ahí nosotros decimos un “ah, bueno” algo triste y en cinco minutos nos olvidamos. Pero si te comprometes y lees o no el libro, dejas al autor expectante. Como un niño que espera que lo vengan a buscar para ir a un cumpleaños, y nunca lo vienen a buscar. Recibes el libro, léelo. En lo posible, empieza a leerlo cuando lo recibas o dile al autor “estoy algo ocupado, en una semana o dos trataré de empezarlo”. Porque tampoco uno como reseñador puede dejar su vida para leer el libro de alguien, pero el que avisa no traiciona, simple comunicación. En serio, duele dar tu libro y que desparezca el lector. 

Otra cosa muy importante es el valor de la reseña, yo cuando recibo un libro no hago reseñas inferiores a 4 estrellas. O son de 5 o son de 4. Ya 3 estrellas solamente bajas la media del autor. Si considero que el libro merece 3 estrellas o menos, realizo una devolución en privado explicando el por qué, pero no realizo la reseña de manera pública. Yo no lo hago, otros sí y no está mal, solo es mi criterio. ¿Por qué hago esto? Porque si le marcas al autor sus problemas de ejecución, tanto en la trama como en la técnica podrá mejorar su obra, dale esa oportunidad mejorar. 

Cuando subo la reseña es sincera, lo que digo en público se lo digo al autor en privado. Seguramente en privado le comente alguna cosita que me haga ruido, no le encuentre sentido u otro motivo, y no lo diga en público, pero por un tema de que no puedo hacer spoiler, y porque hay cosas que son totalmente subjetivas. “Que a mí no me guste comer naranja, no significa que a ti tampoco”. Esos pequeños rasgos en privado vienen bien, porque le das al autor una noción de tu visión que él no tiene. Un ejemplo fue una lectora que me leyó una novela corta de terror, “La melodía de la venganza”, me ha dicho que le ha encantado, pero que no le gustó como describí a un personaje, dado que di el dato de que tenía 50 años, pero mis descripciones dieron a entender que tenía más de 60. Quizás algunos digan “¿qué tiene?”, “no es para tanto”, pero ese pequeño detalle me aportó, y mucho. Eso necesita el autor, comprender cómo recibes el mensaje. Dile que su personaje tenía 16 años y luego de 3 años tenía 21. Coméntale, que su protagonista dijo que estaba solo en la casa y de repente se puso a hablar con su madre. Son gestos tan pequeños como cuando tu mamá te saca una pelusa del hombro, pero suman. 

Lo que nunca tienes que hacerle a un autor es el típico “me gustó”, “está buena la historia”. No hagas reseñas vacías que no aporten, no dejes con dudas a un lector por simplemente decir, “está bueno”. Porque quizás al principio se siente bien, pero es vacío. Dile al autor, que te atrapó el protagonista, que odiaste al asesino, que te enamoraste de Camila, que no entendiste la convicción de Cristián. Hazlo sin miedo, sin ruido, y si no le gusta no sabe recibir críticas. Si ves una falta de ortografía escríbele al privado, no es necesario en público, porque puede ser un problema de tipeo, “el famoso teclaso” o se le pasó al corrector. Ahora, si el libro tiene faltas evidentes y ya fue publicado hace mucho o ya es tercera o cuarta edición es otra cosa, allí valora qué estrellas le das y si es necesario dejarlo en vista o no. Personalmente las faltas, si bien las veo, tampoco me hacen mucho ruido, siempre y cuando no impida una lectura fluida, como sucede con los tildes que te cambian el tiempo de un verbo, como por ejemplo, “él cruzo, y él cruzó” Pero esto es relativo y cada uno le da valor a la obra. Algunos lectores son muy exigentes con el modo narrativo, otros son exigentes con la trama, pero esto va en boca del consumidor. Lo que, si bien no soy exigente en cuanto una ortografía extremadamente pulida, hay cosas que si exijo. Si me das tu novela recién publicada, vas a tener mi atención y te voy a estar escribiendo al privado por cada falta que tengas, porque siento que lo necesita el autor, y a mí me gusta que me lo digan. ¿O acaso no les pasó nunca de salir con el cierre abierto del pantalón? No es lo mismo que vengan a decirte al oído “tienes el cierre abierto” a que allá después de ir al super, ir a la peluquería, hablar con tu vecino, recién después de horas a alguien se le ocurra decírtelo. Y tampoco que te lo griten a los cuatro vientos y exhibirte. Esas son las cosas que quiero enfatizar a la hora de reseñar. 

Pero también voy a hablar de un enemigo de los lectores: el reseñador complaciente. 


“Me ha encantado, amé la historia, recomendada”. 


Se entiende que si un libro agrada se reseñe con 5 estrellas y se puedan hacer ciertos aportes en privado al autor, pero no se vayan al otro lado. Cosa que es doloroso es ver reseñas bañadas en azúcar a punto de causar una diabetes, esas reseñas vacías y genéricas que con un copy/paste puede ser la reseña de un libro de cuentos infantiles y uno de terror de manera simultánea. Puede que hasta des a entender que no lo leíste y reseñaste por reseñar. Puede ser la reseña de cualquier cosa. 

Pero también entiende que el lector la quiere disfrutar, no arruines su libro como he visto en reseñas detalladas que le harán sentir que ya consumió la historia. 

“El libro me encantó, jamás pensé que en toda la novela creían que uno era el asesino cuando fue su padre, y nunca me esperé la muerte de Juan, me sorprendió”. 


A ese tipo de reseñador: repudio total. Ojalá te compres un libro y te falten las últimas cinco páginas. Por eso es bueno, desde mi punto de vista, mostrarle tu reseña al autor antes. No es para conspirar en cómo hacerla, es simplemente para evitar un spolier. Es posible que el autor quiera dejar cosas en misterio y sin querer en tu reseña lo divulgues. 

Tampoco hagas una reseña de un libro donde das a entender que te ha fascinado, que ha sido excelente, y muy bien ejecutado y bla bla bla, cuando en realidad hubo cosas que no te gustaron y hay evidentes problemas de ejecución. Entiende tu responsabilidad de lo que transmites, si haces una reseña de 5 estrellas que sea sincera, no generes en un lector una sobrevaloración para que después se arrepienta de leer la obra. Y quizás pienses que exagero, pero es “estafa” pero de ese tema prefiero que lean esta entrada (FRAUDE) donde se habla en más profundidad. Tampoco caer en amiguismo, uno sin maldad puede querer ayudar a un amigo o a un autor recién iniciado echando flores a su obra. De verdad, se nota más de lo que parece, y termina generando una visión en el lector de que “dice que esta buena porque es su amigo” y terminan rechazando su obra. Y no olvides, que si reseñas un libro y un lector gracias a tu comentario lo lee y no comprende porque realizaste una reseña tan buena o tan mala, comprometes otras reseñas que ya tienes o que hagas a futuro, perderás la credibilidad de tu trabajo. 



Sobre gustos y objetividad 



Tenemos que diferenciar nuestros gustos y ejecución. Hay que reconocer nuestros gustos personales sobre la realización de la obra, y con esto voy a que una historia puede que no te guste, pero no por ello sea mala, simplemente no es para ti. Ahora, sepan diferenciar las cosas. Si lees una novela que es de terror, en su título la fuente es de sangre; dice muerte, miedo, terror, etc., no te quejes de que fue horrorosa (en el sentido del género). Lo he visto, se han quejado de novelas de terror por ser muy crudas, he visto quejarse de novelas eróticas porque no tiene sentido que tengan tanto sexo (es erótica, y es su base). Y esto lo sé por experiencia propia de una persona que me reseñó con 1 estrella una novela de viajes en el tiempo llamada “30 de Febrero”. Son viajes en el tiempo, la confusión es parte fundamental, y esta persona se quejó de que era confusa. Pero bien, de vez en cuando una reseña mala ayuda, porque otras personas se acercan a ella para ver qué tan cierto es, y eso genera una duda que tienen que sacarse. Parece contradictorio, pero es real. El hombre tiene cierta naturaleza de normalizar lo bueno y resaltar lo malo. Bien sucede que un libro tiene 30 reseñas de 4 y 5 reseñas y la gente las mira por arriba, pero ven de 1 estrella o 2 y ¡chan!, se paraliza el mundo. Y esa reseña “negativa” resaltó tu obra y te ayudó. Tampoco abusemos, que si un libro tiene una media por debajo de 3 estrellas y solo reseñas de 1 y 2, da para pensar. La cuestión de esto es cuando el autor recién comienza. Una persona escribe su libro, la cual conlleva su trabajo, mucho, poco o mediano. Si le das una reseña de 1 o 2 estrellas al inicio acabaste de asesinar su obra. Y yo digo ¿para qué?. No es difícil escribirle al autor y decirle “mira, tienes estos problemas, esto está mal, esto no se dice”. ¿Es necesario hacer una entrada en un blog de que un libro es horrible? Quizás en algunos casos es un click bait para que el lector compre el libro y se saque la duda, pero no es muy honesto, no hagan eso. Tampoco comentar un libro para decir “es horrible”. No aporta, habla sobre su ejecución, su trama, sobre sus personajes y por qué no te gustó. Y sepan diferenciar lo bueno de lo malo. La novela puede estar bien narrada, pero la historia ser floja; como la novela puede estar mal narrada, y la historia ser fantástica. 



Como he dicho antes, esto más que una guía de cómo hacer una reseña es como yo considero y creo que se tiene que hacer en base a mi experiencia. Si quieres solicita tu reseña solo dejame tu comentario.

Reseña a Jack y los fantasmas de la casona de Eliot de Lily. G Rafferty


Conocí  Lily G Rafferty gracias a una lectura conjunta que se organizó en Facebook en manos de Pepe Toni Roman, donde diez autores entregamos nuestras obras cada semanas para leernos entre nosotros, reseñarnos y aportándonos consejos y puntos de vista.



Adquiere libro en la imagen
 Leer este libro fue una experiencia maravillosa, no hay nada que le falte. Es una lectura fluida y ágil, nuestra autora sabe dónde ser breve y dónde detallar. Sentí la casa como si estuviera dentro, al igual que el barco. Capté la esencia de cada uno de sus personajes. Los capítulos están acompañados por sutiles imágenes al final, que le dan cierto sabor a la historia y la refuerzan.
Sobre la trama la verdad que la he disfrutado de principio a fin, me ha obligado a desvelarme porque no podía dormir sin saber cómo seguía. La historia trata sobre una casona del estilo Victoriano en Londres, donde sus habitantes son fantasmas; sin embargo, ellos tienen su vida aun después de la muerte, y la búsqueda de transcender fuera de la casona donde están obligados a “vivir”. Me ha conmovido, emocionado, entristecido, y hasta hecho reflexionar. Las historias de cada uno de los personajes están muy bien hiladas y tratadas, y sus giros se dan de manera excelente. Y el final fue fantástico, con dos sorpresas muy agradables.



Como lector, tengo que decir que es una obra como dije antes, maravillosa.
Como escritor, esta obra marcó un antes y un después, porque sinceramente su manera de escribir siento que me aportó, sobre todo en su manera de expresarse. Lily. G Rafferty es una escritora para tomar como ejemplo.

Biografía:


Nació en Buenos Aires Argentina, el 20 de febrero de 1974. Actualmente reside en la provincia de Salta.
Escritora, pintora e ilustradora.
Se ha formado con diversos escritores e ilustradores entre los que se destacan: Nuria Sierra, Clara Tiscar, Alejandro Quintana, Natalia Mendez con quien se formaría en "Técnicas narrativas para libros infantiles", Adolfo Serra, "ilustración infantil". Tinkerlab Disney “Crear y contar historias en la era digital”.
Integrante de S.A.D.E Sociedad Argentina de Escritores filial Salta, y LecturArte Alija filial Salta.


Publica mensualmente sus cuentos y relatos en la revista Pluma Literaria.

Libros publicados: "Jack y los fantasmas de la casonade Eliot". Novela de ficción.

"En un mundo muy lejano donde los cuentos se dan la mano", serie cuentos con rima. Libro de cuentos infantil ilustrado.

"No lo esperas venir" relatos de ficción, suspenso y fantasía.

"Mathew and Austin descubriendo reinos lejanos" libro número 1 de la saga de ficción y fantasía Mathew and Austin.


Puedes encontrarla en sus redes sociales:












Hablemos sobre 30 de Febrero



¿Qué decir sobre esta novela?


No es la primera que empecé, tampoco la última. No es la más larga, tampoco la más corta. Pero si tiene algo especial. Todas las historias que he comenzado (aunque no todas terminado) tienen su esencia, su pequeño sabor y especialidad. Pero esta se podría decir que es mi obra favorita, tanto en su trama como en su originalidad, y por sobre todo en lo que disfruté en hacerla. “Ya lo sé”; que el autor diga que su propia obra es buena no da credibilidad de ello, pero le tengo un cariño especial porque su construcción fue mágica.
Hace siete años aproximadamente comencé a escribir, técnicamente a intentarlo en su momento. Mi primera historia no tenía título, se lo puse dos años después "Jugando con la realidad" y simplemente constaba de 13 capítulos. Ya antes de acabarla mi cerebro maquinaba otras ideas, y cuando finalicé (momentáneamente) empecé a escribir mi segunda historia, “Los hijos de la oscuridad”. Todo era en ese momento simplemente hojas de Word, aprendiendo y descubriendo detalles en una herramienta que tiene más cosas de lo que parece. No publicaba nada, estaba ajeno a los grupos literarios de Facebook, y mucho menos mostrarme en redes. Así pasó el tiempo sumergido en horas y horas de escritura (en una ocasión llegué a estar 14 horas seguidas escribiendo). En aquella época tenía dos horas de viaje a mi trabajo para ir y otras dos para volver, y son aquellas horas de mate y mate a las que tengo que agradecer, porque fueron las impulsadoras de todo esto.

Se preguntarán, ¿en que se relaciona todo lo que les he contado con 30 de Febrero? No se pongan ansiosos, ya llegaré. Cuando “terminé”, como pensé que lo había hecho en ese momento con la obra “Los hijos de la oscuridad” haciendo simplemente memoria de mi primera novela cuya historia amé y hasta hoy no terminé, replantee continuarla. Simplemente me enamoré de los personajes, y me dejaron un cierto apetito de explotar más sus cualidades dado que sus peculiaridades merecían más momentos que contar. Así, como un saltamontes iba de novela en novela continuando cada una. Jugando con la realidad pasó a tener 23 capítulos (en ese momento) y volví con Los hijos de la oscuridad que también me dejó con esa sensación, pero en este caso fue distinto. Lo que sucedió con esta última obra es que cuando la finalicé me di cuenta que juzgando su propia naturaleza dejé algo abierto en el final, y no me había dado cuenta. Decidí que había que cerrarlo, la obra se estiró y hasta ahora no la terminé. Buscando crear un personaje para esta novela elaboré a un asesino llamado Velion, alguien sádico y sin piedad. Pero este aspecto si bien lo usé en un personaje dentro de la historia me forzó a crear otra novela distinta a la que llamé “Cuando la muerte te seduce”. Un policial paranormal de suspenso lleno de sangre y bandos cruzados, cuyo antagonista me terminó convenciendo más que el protagonista, y comenzó el debate. ¿Hago una novela larga o una trilogía? Porque al culminar la historia sentí que todas esas cosas que se contaron en pasado merecían un desarrollo mejor, su continuación era una regresión al pasado, donde el antagonista se convierte en protagonista y por lógica, termina en la continuación al principio de la primera parte. Resultó que no terminé la segunda parte y ya tenía un esquema de la tercera. Repasando; para ese momento en Jugando con la realidad llegaba ya al capítulo 60, Los hijos de la oscuridad recibieron retoques, jamás la terminé, y lo mismo con Cuando la muerte te seduce, cuya historia no cumplía a mí entender una extensión suficiente para ser una trilogía. En todo ese manojo de páginas y páginas y personajes detallados y circunstancias, ya no recuerdo el orden, sé que escribí Eterno, amor verdadero, una historia romántica de vampiros y brujas a la cual me sucedió lo mismo. La finalicé, cree una segunda parte sin terminar, y allí me quedé hasta el día de hoy. Luego llegó mi preciado nene perfecto, 30 de Febrero (viajes en el tiempo).
De una simple idea de una circunstancia en un bucle temporal surgió un demonio al que domé. 30 de Febrero es una novela de viajes en el tiempo llena de suspenso y misterio, la cual matemáticamente fue muy complicada de construir, y no exagero. Aun así, por todos los viajes en el tiempo que se presentan, y una única línea de tiempo inalterable, donde la página 2 se conecta con la 10 y la 16, y la página 30 con la 33 y la 46, hice la mitad de la historia en una semana. Tan simple y eficaz. Cerca de 16 mil palabras fueron escritas en siete días. Me tomé una semana sin escribir donde simplemente trabajaba mi cerebro, tenía que hilar muchos cabos sueltos que me dejé a mí mismo. En la tercera semana terminé otras 17 mil palabras y la obra estaba finalizada. Luego fue una semana de revisión meticulosa, que quien haya leído la historia sabrá que es una tela de araña. En esa semana solo controlé fechas números y cálculos, corregí errores argumentales, alguna que otra falta, y salió. En ese momento llevaba dos años escribiendo, y la obra que abrí y cerré fue esa, en un mes. Luego de eso escribí "El ojo de la justicia", historia que también amé, pero la guardé en el cajón, pasado el tiempo uno aprende cosas nuevas y la historia me empezó a hacer ruido en ciertos aspectos. Así que estará durmiendo un tiempo más. También escribí un cuento que empezó como un relato en forma de broma de mi trabajo, realice dos relatos más y los junté. Cómo una broma que comenzó de manera inocente terminó en un lindo cuento, donde en la portada aparece una vieja amiga. La historia es La melodía de a venganza.

Cuando la muerte te seduce y El ojo de la justicia estuvieron a la venta, pero fueron retiradas. No recibí quejas porque sus ventas fueron mínimas, pero ya les expliqué el motivo. Entre todo este proceso, Jugando con la realidad llegó al capítulo 100, y aun no la he terminado. Así es la explicación de lo especial que es 30 de febrero para mí, algo que nació y floreció en muy poco tiempo, y dar sello a un libro de terminado es una sensación muy reconfortante.




También surgieron más historias sin terminar que quedaron a mitad de proceso ¿Algunos de ustedes tienen historias a medias en el cajón?

Jugando con la realidad
El exorcista
Dejavú
El asesino de las novias
Los hijos de la oscuridad
Eterno, amor verdadero (sin confirmar si será su título)
Almas en guerra (es mejor dicho un fan fic)
Fantasy World
Soy un personaje de ficción
La melodía fantasmal (sin confirmar el título)
Cuando la muerte te seduce (reedición)
El ojo de la justicia (reedición)