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La última habitación de Carlos Navas


Carlos Navas nos hace entrega de su obra La última habitación

Géneros: Terror/suspenso/intriga/thriller psicológico

Un señor malvado que no tiene nada de malo, me ha dicho que me gustaría esta obra, pues hoy le doy la razón. Menuda obra de arte.

Sinopsis: Todo edificio guarda secretos.

El célebre y enigmático edificio Secret Garden, situado a las afueras de Madrid, no es una excepción. Su fachada de piedra natural y color negro azabache, esconde, tras sus paredes, la versión más siniestra e inquietante de la naturaleza humana.

Este libro recoge las llamadas telefónicas registradas en el interior del edificio Secret Garden y en zonas colindantes, durante la noche del viernes 27 de Noviembre de 2015.

Un edificio donde el mal se desata de la manera más atroz, depravada e imprevisible.

Secretos que convierten el día a día en una infame rutina.
Secretos sin escrúpulos que siembran de pánico tu existencia.
Secretos que esconden el verdadero infierno de la vida, y que perduran ocultos sin ningún tipo de castigo... hasta esta noche.

Esta noche, alguien va a descubrir esos secretos.

¿Estás preparado para conocer la verdad?

Primer punto a señalar: en su estructura macro obliga al lector a ponerse la conocida gorra de Sherlock Holmes, simplemente por su estilo narrativo original. La historia se basa en una serie de llamadas telefónicas, audios de estaciones de radio, y también comunicaciones radiales de la policía. La primera sensación que me llevé al comenzar a leer este libro, es sentirme un investigador al leer llamadas tras llamadas con sus respectivos emisores, números de teléfono, duración de las llamadas, y sus contextos. Comienzas de a poco a atar hilos de quien conoce a quien, que hacen de sus vidas, sus secretos, a que se dedican. Como si te infiltraras en la policía y leyeras un expediente entero.

Segundo punto: la obra consta de reseñas y guiños a películas conocidas, que no las diré ya que tendrán que leer el libro para averígualo.

Tercer punto: a esos lectores nerviosos que les gusta leer rápido. Si, a ti, que te pierdes del mundo sumergido en qué está sucediendo y ya quieres saber cómo termina mientras te comes las uñas. Tranquilo, lee despacio, disfrútalo. Esto se lee con clama y MUCHA ATENCIÓN. Esto no se lee, se lee y analiza, entiende la historia y enlaza los sucesos con los personajes. Y leerlo de noche, en la cama, en silencio, lo valdrá.

Para redondear la reseña, 5 estrellas, pero no es su única obra, he visto por ahí que tiene otros libros de estilos similares, pues a conocer más al autor.

Puedes adquirir sus obras en Amazon, tanto en digital, tapa blanda o tapa dura: https://rxe.me/S7D1HK

NOTA: si quieres su libro firmado con dedicatoria y con extras comunícate con él en privado y hará el envío.







Biografía: Carlos Navas Martínez-Márquez nace en Madrid un 28 de Febrero de 1974, aunque su sangre y andadura profesional se reparten entre Madrid, Las Palmas de Gran Canaria y Málaga, donde reside y trabaja actualmente. Es licenciado en Ciencias Empresariales por la Universidad de Málaga; así como administrador de "La Web del Terror", una página de facebook con contenidos relacionados con el terror, la fantasía y el género fantástico en general.


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Pesadilla



Había sido una jornada normal como todos los lunes de rutina. Llegué a mi casa, puse ropa a lavar y luego vi una película. Cociné para esa noche y el día siguiente, luego decidí acostarme. Apenas me cubrí con la sábana, cerré mis ojos y calmé mi respiración. Pero lo sentí, esa sensación de guardia que me avisa lo que va a ocurrir. No sé cómo lo hacía, pero siempre antes de pasarme lo presentía — ¿O era mi miedo lo que lo generaba? No lo sé.
Otra vez lo mismo. Ya estaba cansado, desde los doce años que me sucede, y a pesar de tomármelo con más calma sigue atormentándome. Me acostumbré al miedo.
Sentía como si estuviera despierto, pero sabía que era una pesadilla. La misma pesadilla desde hace quince años. Siempre era lo mismo, estaba acostado en mi cama, con la sabana cubriendo mi rostro. Mi cuerpo estaba paralizado, no me podía mover. Sabía que era una pesadilla, porque como todas no sentía frío ni calor. El mismo sueño lúcido que se repite durante toda mi vida. Sabía perfectamente la posición de mi cuerpo, pero cada vez que me movía, simplemente estaba en la misma posición que desde el inicio. Un extraño hormigueo paseaba por todo mi cuerpo, no estaba seguro si sobre mi piel o por debajo. Tenía los ojos cerrados, pero sabía que una sombra de una silueta negra estaba parada frente a los pies de mi cama. Era como ver con los ojos cerrados. Me estiré para quitarme la sabana que me cubría, me incliné hacia la sombra, mis manos iban a donde creía que era su cuello, pero me di cuenta de que seguía acostado; inmóvil, sin ser capaz de moverme.
Me armé de voluntad; por algún motivo movilizarme requería un gran esfuerzo, pero no físico sino mental. De un sacudón volví a quitarme la sabana, sin importar que tuviera los ojos cerrados, veía la sombra a mis pies. Pero otra vez lo mismo. Cada vez que creía moverme nunca lo había hecho. Creo que fueron seis o siete veces que intenté a ahorcar esa imagen negra. Antes rogaba por despertar, pero me cansé de tenerle miedo. Ella me seguía asustando, pero en lugar de pedir “por favor despiértenme” la maldecía con todas las palabras sucias dentro del diccionario de mi mente. Quería hablar, quería gritar, pero cada vez que lo intentaba solo me escuchaba un pequeño balbuceo, como si mi boca fuera anestesiada.
Desperté; me di cuenta, ya que verdaderamente abrí mis ojos. Me quedé recuperándome, porque cada vez que me sucede lo mismo mi cuerpo queda exhausto. No sé si es la presencia de un ser del infierno, o una simple pesadilla. Pero cada vez que sucede sé que es irreal. Aún le temo confieso, pero cada vez menos. Me pregunto si algún día podré golpear a la sombra, aunque sé que no exista, solo para darme ese placer.