Razonando la situación, él creyó en ese momento que esta mujer quería robarle, porque era claro que venía de un trabajo desde otro pueblo. Así que antes de llegar a ese famoso sitio del camino, él comenzó a disminuir el caminar atento a que alguien lo atacara mientras ella fuera el señuelo. Las preguntas de mi abuelo, y la propuesta de ir a otro sitio la molestaron aún más. Fue cuando ella escondió su rostro tras su gran cabellera negra y risada. Dijo que en un momento logró ver entre los cabellos una parte de su rostro. Explica que vio directamente los dientes y la carne al rojo vivo. Advertido de la historia de la descarnada que no creía hasta ese momento, se dispuso a buscar la sal con discreción. Metió la mano en el bolso buscando con el tacto, tomó la bolsa con sal y la sacó con discreción listo para lo peor...
No hay comentarios:
Publicar un comentario