Al herido le sacamos 23 balas del interior de su cuerpo. 7 de ellas de sus pulmones y 1 de su corazón. De aspecto físico era delgado y desganado. Si pesaba 60 kilogramos era mucho. Pero aun así era un toro de resistente, el hombre seguía vivo y estaba soportando la cirugía. Mientras más avanzaba el proceso, más me replanteaba “cometer un error”. Sin entrar en detalles de procesos quirúrgicos, la idea me fue seduciendo. Hasta que una voz me descolocó.
—No lo hagas —escuché.
—¿Perdón? —respondí, pero nadie me contestó.
Mis compañeros me observaron de manera extraña.
—¿Qué no haga qué? —pregunté al notar que nadie dijo nada.
Nadie respondió. Se observaron dudosos entre ellos.
Me quedé recordando esa voz mientras cerraba una herida. No reconocí de quién se trataba.
—¿Quién te crees que eres para juzgar a los demás? —dijo esa voz, pero se escuchó como un murmullo en mi oído...
Historias de terror Reales de la SANTA MUERTE 🔴EL CIRUJANO Y LA SANTA MU...
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