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3 ATERRADORAS HISTORIAS PARA NO DORMIR | MÁS ALLÁ DEL MIEDO PODCAST

Dormir con la casa sola no fue algo que me cambiara la vida. De todas maneras, tenía mi habitación propia. Que mis padres estuvieran o no, en ese sentido y ese punto me era totalmente irrelevante. Aunque todo cambió con el sonido a pies arrastrándose, y los gemidos de alguien. En medio de la noche, abrí los ojos con enormidad, mientras estudiaba con detalles los sonidos. Primero temí que se tratara de un intruso poco discreto, pero recordando a mi abuelo me di cuenta de que...







HISTORIAS DE BRUJERÍA REALES | Descubrí el SECRETO de mi Madre con BRUJERÍA

En casa, mi tía tenía dolores de cabeza a diario que le impedía realizar sus actividades con normalidad. Si bien no se sentía tan mal como yo, se dio cuenta de que esto no era una coincidencia. Fue ella quien lo atribuyó a mi madre y que nos estuviese embrujando. Con un amigo de mi tía que es santero, estudió nuestro caso confirmando que mi madre nos estaba atacando con brujería. Sus ataques estaban dirigidos a mí, y por cercanía también pagaba mi tía. Sabía que mi madre no me quería, pero jamás imaginé que llegara a ese punto. El santero prometió cortar con todo tipo de trabajo, pero que debía de estar lista por si mi madre atacaba de nuevo. Según el santero, no quería eliminarme, solo quería




Historias de BRUJERÍA Real 🔴 BRUJERÍA Y VENGANZA la Combinación más Esca...

Sofía llegó angustiada temiendo que algo le hubiese pasado a la niña. La veía desgastada, cansada, ojerosa. Intenté decirle de la sombra, pero no me atreví. Sofía llegó por el sonido de mi caída, pero aquella situación quedó en nada. A los minutos salí de casa para ver a Daniela con su madre y la mía. Las tres me observaron de manera despectiva. Cuando intercambié miradas con Daniela fue la señal. Sentí un fuerte dolor de cabeza, como si una prensa me la estuviera por hacer estallar. Creí que era por la envidia de Daniela, pero luego descubrí...






HISTORIAS DE BRUJERÍA REAL | MI SUEGRA intentó SEPARARME DE MI ESPOSO | EVD

Hubo un día que llegué de realizar las compras. Le conté sobre las cosas que compré y la cena que tenía pensado en la noche, pero me respondió mal. Como si lo que le dijera fuera un error. —¿Por qué me hablas así? —dije. Comencé a llorar, ya no lo soportaba. Ramiro me observó a los ojos con una expresión colérica. De pronto, de un león pasó a ser gatito. —No sé —dijo. Ramiro me abrazó pidiendo perdón, dijo que no sabía por qué estaba tan enojado conmigo. Con calma, usé las mejores palabras que pude para hacerle entender que solo quería lo mejor para él, pero que en cada ocasión que abría la boca recibía una agresión de su parte. Nunca fue así conmigo, y nunca fue así con nadie. —¿Qué es lo que te molesta de mí? —pregunté. —No sé. A veces siento que quiero salir corriendo, pero no sé por qué —dijo mi esposo. Terminamos con una tarde algo extraña. Ninguno se atrevía a decir palabra alguna. Fue un silencio realmente incómodo. Al otro día