Acepté gastar el dinero que me pidiera, con tal de desarmar esa brujería. Sabiendo que el muñeco vudú estaba en casa, le di algo de dinero a mi esposa para que saliera con su madre, les prometí una sorpresa. Mi esposa no se vio convencida, pero esta mujer con tal de gastarme el dinero la obligó a aceptar. Cuando salieron, le pedí a Paulita que se quedara en su habitación, mientras que revolví la habitación de mi suegra de arriba a abajo. No encontraba nada en los cajones y ni en ninguno de sus muebles. Era lógico que debería de esconderlo bien. Traté de ponerme en su lugar para que se me ocurriera donde podría esconderlo. Fue que noté algo extraño en su almohada, y encontré la costura rota. Al meter la mano lo encontré. Saqué un muñeco de trapo. Tenía una pequeña soga en su cuello, con un nudo como si fuese a colgarse de la soga. Los cabellos de Paula estaban hechos un mechón e injertados en la zona de la cabeza....
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