Dormir con la casa sola no fue algo que me cambiara la vida. De todas maneras, tenía mi habitación propia. Que mis padres estuvieran o no, en ese sentido y ese punto me era totalmente irrelevante. Aunque todo cambió con el sonido a pies arrastrándose, y los gemidos de alguien. En medio de la noche, abrí los ojos con enormidad, mientras estudiaba con detalles los sonidos. Primero temí que se tratara de un intruso poco discreto, pero recordando a mi abuelo me di cuenta de que...
No hay comentarios:
Publicar un comentario