Es noche pasé en internet buscando información sobre La Santa Muerte. Pero cada blog que leí me generaba más preguntas que respuestas. Sabía que debía de hablar con Fernando si tenía dudas. Pero, no me atrevía a hacerlo. Pocos días después, salí muy tarde de trabajar. Llevaba días durmiendo mal y con cansancio acumulado. Yo vivía en departamento, en un tercer piso. Desgraciadamente, no contaba con ascensor, aunque ya estaba acostumbrado a las escaleras. Recuerdo que antes de llegar a mi piso mis piernas comenzaron a temblar. Era una sensación en las rodillas como si se me debilitaran. De pronto, todo me dio vueltas y sentí mi cabeza golpear contra las escaleras. Me quedé inmóvil, no escuchaba nada, estaba realmente desorientado. Trataba de respirar, pero no sentía que lo hiciera. Aun así, tampoco me faltó el aliento. Decidí esperar a que se me pasara pensando que era el efecto del golpe en la cabeza. Fue cuando la vi a ella, a la niña blanca que estaba en la casa de Doña Estela...
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