Es el momento, cuando todo gris se pone; los sonidos del infinito universo se mezclan en un estremecedor gemido. Irrumpe en el azul cuasi eterno, aquel rosa agrisado que anuncia al blanco. Y caen, cual lágrimas congeladas, las perlas de un bajo cero.
Con fuerza arrasa el cruel aire ventoso. El pasto se quiebra al paso del viento. El río desborda por el exceso de sangre de tierra. El ser intelectual grita por el fin de su filosofía. El gato maúlla, el lobo aúlla, el perro ladra, la vaca gime, el león ruge, los loros gritan, las ratas corren… El humano llora, se lamenta, cruje sus dientes y vocifera desesperado sus penurias.
La euforia provocada por el terrible suceso eleva a las almas al último peldaño de la impotencia, se alteran las funciones normales de la perfecta creación del cuerpo. El uno, muerto por la creación del uno mismo; el hombre, muerto por la creación del hombre mismo.
Cual un enorme trompo, el viento gira sobre la ciudad y la traslada al campo.
Arrasan las arenas de la costa olas de sangre con peces muertos, ilusiones de marinos, cantos de sirenas y barcos.
Al fin, el humano logró su objetivo; su intervención lo autodestruyó.
Apocalípticamente, el mundo se desangró para siempre.
Aparece en "Prístino", Buenos Aires, Editorial Letranova, 2018.
Autor: PS Sselton Instagram: https://www.instagram.com/ps.sselton/
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