La primera noche que dormimos en esa cama, luego de moverla hacia la ventana, sufrimos una fuerte pesadilla. Cada uno experimentó la suya. Tuvimos sueños distintos, pero de alguna manera con muchas similitudes. Yo soñé que caminaba por la nieve en plena noche mientras extrañas sombras me seguían para matarme. Mientras que mi esposa, soñó con sombras, pero que la seguían por la casa mientras se deslizaban por las paredes. Le dije de mover la cama de regreso a su lugar, pero ella no quiso. Dijo que sería una tontería. Que seguramente solo dormimos mal porque estuvimos en movimiento antes de terminar de acomodar la habitación y nos acostamos a dormir así de cansados. Además, de que todo era nuevo para nosotros. Pero las cosas extrañas no solo pasaban en sueños, sino también despiertos. La casa desprendía olores que no había. Aunque limpiáramos y perfumáramos el lugar, una gama de fragancias se alternaban entre sí. No había explicación para ello. A veces...
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