Esa noche, a ambos nos cost贸 dormir. Sab铆amos que nuestra hija estaba con esa mu帽eca, y ten铆amos mucho miedo de que le hiciera algo. Tampoco pod铆amos quit谩rsela, as铆 como si nada. Era una situaci贸n muy delicada que nos costaba manejar. Mi esposa dijo de buscar a nuestra hija y pedirle que durmiera con nosotros. Al menos, de esa manera la tendr铆amos vigilada. Fuimos hasta su habitaci贸n, pero antes de entrar escuchamos una conversaci贸n. La voz de nuestra hija, y la voz de otra ni帽a hablaban entre s铆. Antes de llegar a presentar la mano en el picaporte, mi esposa me detuvo por temor. Luego de eso, escucho a mi hija silenciar a la mu帽eca.
—¿Qu茅 pas贸? —pregunt贸 nuestra hija, aunque la puerta estuviera cerrada.
Decid铆 entrar abriendo la puerta con delicadeza, y le pregunt茅 si quer铆a dormir con nosotros. Pero se neg贸. Dijo que quer铆a dormir con Julia, Julia era el nombre de la mu帽eca...
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